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viernes, 28 de enero de 2011

Espacio Rojo 19: Revolución y Cuestión nacional (3/5)

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Las burguesías nacionales en el Estado español

La nación es una categoría histórica de una determinada época, la del capitalismo ascensional. Esto quiere decir que las naciones surgen en el momento histórico en que empiezan a crecer y se desarrollan las relaciones económicas capitalistas que ven despertar a las naciones a la par que la burguesía logra instaurar su dictadura de clase en las distintas partes del mundo, desplazando al viejo Estado feudal. Esto ocurre principalmente en Europa puesto que aquí se inician las revoluciones burguesas. La Revolución democrático-burguesa asienta su programa sobre dos pilares fundamentales: En primer lugar la centralización del poder político, como oposición a la forma poliárquica medieval que repartía en varias manos la autoridad, con el fin de conformar un único mercado nacional que permita el librecambio (libre circulación de dinero) y la libre circulación de mercancías por un territorio determinado. Y en segundo término está la perentoria necesidad de una superestructura que se encargue de blindar ese nuevo orden económico y político y las fronteras creadas por la nueva unidad mercantil, desde la que se fomentan las estructuras militares y todo el aparato coercitivo que se encargará de defender los intereses de esa nueva clase dominante. Es aquí donde se conforman los primeros Estados burgueses.

A medida que el capitalismo se desarrolla, este alcanza su fase imperialista y las naciones como marcos económicos generados por las relaciones de producción capitalistas son rebasadas por ese mismo capitalismo. El capital pasa entonces de ser el “creador” de las naciones a ser el que genera las condiciones para su extinción, pues tiende a su unidad internacional generando relaciones de todo tipo entre las distintas naciones, que en su primera etapa revestían una aparente independencia entre sí, pero que constantemente y a medida que se desarrolla el capital tienden a su unión económica, de la que se derivan posteriormente todas las uniones superestructurales: las alianzas militares como la OTAN, las políticas como la UE, las de legitimación del sistema imperialista mundial como la ONU…
“La propiedad privada fundada en el trabajo del pequeño patrono, la libre competencia, la democracia, todas esas consignas por medio de las cuales los capitalistas y su prensa engañan a los obreros y a los campesinos, pertenecen a un pasado lejano. El capitalismo se ha transformado en un sistema universal de opresión colonial y de estrangulación financiera de la inmensa mayoría de la población del planeta por un puñado de países "avanzados". Este "botín" se reparte entre dos o tres potencias rapaces de poderío mundial, armadas hasta los dientes (Estados Unidos, Inglaterra, Japón), que, por el reparto de su botín, arrastran a su guerra a todo el mundo.”
Lenin “El imperialismo fase superior del Capitalismo.” Prologo a la edición francesa y alemana.

El paradigma de la revolución burguesa plantea que todas las naciones se erigen en Estado-nación. Que todas las naciones necesitan para existir como tales un Estado hecho a su medida. Pero eso es tan solo teoría burguesa acerca del Estado. Teoría que observa el Estado como la organización de la sociedad civil y como organismo al servicio de toda la ciudadanía. Sin embargo el estado es ante todo el instrumento para la opresión de una clase sobre otra.

El Estado es expresión de la represión entre expropiadores y productores, de los intereses de las clases dominantes, de la división social del trabajo… y también de las correlaciones de fuerza y de las contradicciones existentes entre todas las clases sociales. Esto permite que en la práctica no todas las naciones tengan que seguir esa forma estatal teórica y abstracta planteada por los académicos burgueses del Estado-nación. Pues las naciones han despertado cuando lo ha hecho su burguesía, que cuando ha podido se ha constituido en Estado. Pero sucede que el desarrollo de la burguesía está ligado a la ley del desigual desarrollo de las fuerzas productivas y cuando algunas burguesías “han despertado” era ya “tarde” y su país o nación ya estaba bajo la tutela de otro Estado “nacional”. Siempre que ha podido la burguesía ha reunido un movimiento nacional para liberarse del yugo de otra burguesía. A veces lo ha conseguido. Y otras, tras muchas batallas ha desistido y ha acabado por integrarse en el Estado “nacional” convirtiéndolo en un Estado “plurinacional”.

El caso de la conformación del Estado español, en tanto que Estado-nación presenta una gran problemática política a la hora de afrontar la centralización del poder político que comienza con la unificación de los reinos existentes en la Península Ibérica en los siglos XV y XVI. Tras el final de la Reconquista y el aplastamiento militar del Reino de Navarra, se da comienzo al proyecto de creación de una nueva superestructura política y militar. La Monarquía Hispánica, que exceptuando el caso navarro había procedido a la asimilación de los reinos preexistentes, a la hora de unificar los mercados nacionales se encontrará con la oposición de la vieja nobleza de los territorios conformadores del nuevo Estado frente a las leyes dictadas por la corona que lesionarían gravemente los intereses económicos de la clases dominantes de aquella época.

La llamada España de los cinco reinos había sido enterrada para dar paso a un nuevo ciclo político en el cual comienzan a aparecer los elementos constitutivos de un Nuevo Estado, como la fundación del primer cuerpo policial de la modernidad creado para proteger la propiedad privada en el campo, la llamada Santa Hermandad, que no será disuelta hasta 1834 para dar paso a la creación de la Guardia Civil; o la unificación de la lengua castellana, gracias a los trabajos del intelectual andaluz Elio Antonio de Nebrija

A pesar de estos impulsos desde el punto de vista político, en el plano económico y social la Monarquía Hispánica, aun habiendo tomado a sangre y fuego muchos de los territorios peninsulares, mantendrá el régimen foral en las entidades de los antiguos reinos con los que se encontraba en conflicto, presentando así una extraña dualidad en la cual comienzan a desarrollarse las primeras formas de acumulación capitalista sin desterrar los restos del feudalismo que se seguirán manifestando hasta bien entrado el siglo XX. Es en esta extraña situación en la que el intento de centralización del poder político y de unificación del mercado nacional coexiste con la añeja foralidad de los territorios leoneses, vascongados o aragoneses y los privilegios de determinados estamentos como el Concejo de la Mesta, que a posteriori se convertirán en elementos desestabilizadores del orden político español.

El problema de la eliminación de los privilegios de los territorios se materializará en la Guerra de las Comunidades en Castilla (1520-1522) , la Guerra de Sucesión en los Paíssos Catalans (1701-1715) o las Guerras Carlistas en Hego Euskal Herria (1833–1840); (1846–1849);(1872–1876). Será a partir del final de la última derrota del movimiento carlista en 1874 y de la pérdida del Impero colonial cuando se reformulará la forma estatal intentando, a pesar de mantener la estructura centralista, una democratización de facto que le otorgue un papel determinante en la política estatal a esa nueva clase burguesa periférica emergente heredera de la cultura foralista, y que ocupará durante los siglos XIX y XX, escenificándose de manera franca durante la II República (1931-1936) y la Guerra Civil (1936-1939).

El caso español es la mejor demostración que en un mismo Estado pueden convivir distintas naciones sin que por ello tengan que estar enfrentadas, siempre que se mantenga intacta la capacidad para la extracción de plusvalía y la acumulación de capital por parte de la clase dominante de las nación opresora y de las naciones oprimidas. Así, las burguesías nacionales pueden generar fuertes vínculos internacionales dentro de un mismo marco político-estatal sin perder su condición de clases nacionales. Y así de común acuerdo estas burguesías explotan al proletariado de todas esas naciones que forman el Estado y se coaligan para explotar al resto de los pueblos del mundo dividiéndolo en países oprimidos y países opresores.

En el Estado español conviven distintas naciones a cuya cabeza están sus burguesías nacionales. Todas ellas se encuentran cómodamente situadas en el marco político, social y económico que les brinda el Estado español. Esto no significa que estas burguesías se conviertan en “españolas”. La burguesía representada por PNV-EAJ es vasca, pero participa del imperialismo español defendiendo en y desde ese marco estatal los intereses de la burguesía vasca que junto a la burguesía catalana, la española… ejercen su dictadura de clase contra todos los proletarios que vivimos bajo este Estado. Y lo que vale para los nacionalistas ultrarreacionarios del PNV, vale igualmente para esos descarados elementos neofascistas del Partido Popular vasco, del catalán o del de León: ¿Acaso la ultra María San Gil no es vasca? ¿Acaso la burguesía representada por el PP vasco no es una fracción más de la burguesía vasca integrada en el Estado plurinacional español?

El Estado español es un Estado plurinacional, una alianza internacional de burgueses cuyo objetivo como fracciones de un mismo imperialismo es someter a los pueblos del mundo y a la clase obrera. El marco estatal español permite a todas estas burguesías nacionales cumplir sus objetivos como clase nacional y por ello no necesitan un Estado-nación que defienda sus intereses porque no están oprimidos, son ellos los opresores. Y León no es la excepción. ¿Es que bajo el “capitalismo pucelano” la burguesía leonesa no puede alcanzar su desarrollo pleno como clase? ¿No comparte la burguesía leonesa su cuota de poder con la burguesía castellana en nuestra Comunidad Autónoma y con la gallega o la catalana en el conjunto del Estado español?

Evidentemente sí. Los burgueses de la CEOE de León, de Zamora o de Albacete son capitalistas que se reparten su cuota de poder junto a todos los burgueses del Estado español. Pero es mucho más sencillo y beneficioso para el nacionalismo ocultar la lucha de clases en nuestro territorio bajo una bandera nacional y común a todas las clases reflejando todos los males de esta tierra en el “centralismo castellanopucelano”, como si de un señor feudal que viniese a cobrar los diezmos a los campesinos de León se tratase, que hablar de la contradicción principal que se da bajo el imperialismo burgués: la contradicción entre el trabajo asalariado y el capital, entre el proletariado y la burguesía.

sábado, 22 de enero de 2011

Espacio Rojo 19: Revolución y Cuestión nacional (2/5)

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En abril del año pasado publicábamos el Espacio Rojo nº 17 acerca de la cuestión del campo en la Comunidad Autónoma de Castilla y León. Sobre esta problemática presentamos, igualmente, una ponencia en las II Jornadas Anticapitalistas de Zamora. Pero las críticas que se vertieron sobre nosotros, nada tuvieron que ver con el campesinado de nuestra tierra, sino que iban encaminadas a temas nacionales, pues según un grupo de nacionalistas cometíamos enormes sacrilegios al utilizar un guión entre la palabra Castilla y la palabra León y al no diferenciar claramente el campo castellano del campo leonés. Como si las problemáticas del pequeño productor agrario o ganadero en los Estados Imperialista de la UE no fuesen, en esencia, los mismos.

"Pancastellanos", "casteztales", "reaccionarios", "negacionistas"... fueron muchos los epítetos que nos dedicaron representantes virtuales del leonesismo. En la Juventud Comunista no somos de la opinión de que todas las opciones políticas sean respetables, eso se lo dejamos a los burgueses y su hipocresía. No obstante si respetamos a todos aquellos que desde una militancia antifascista y de izquierdas sienten apego por su tierra ya sean, en este caso, del País Leonés o de Castilla. Porque en nuestra ciudad hemos trabajado con ellos en numerosos movimientos sociales y porque seguramente seguiremos trabajando con ellos a pesar de las grandes diferencias que nos separan.

Pero esto no significa que los comunistas vayamos a rehusar el debate. Y menos cuando nacionalistas disfrazados de rojo se atreven a llamarnos reaccionarios con una triste argumentación que no pasa del ataque a un guión entre Castilla y entre León. Un guión que para los que ven la actualidad con anteojos de anticuario parece haberse transformado en la temible espada del mercenario Rodrigo Díaz de Vivar que vuelve por tierras zamoranas a someter al noble Reino de León. Y es que ante este tipo de provocaciones y para no evitar posicionarnos sobre este problema candente dentro del movimiento comunista, los nacionalistas merecen una respuesta. Pues el problema nacional amenaza desde hace un gran lapso de tiempo nuestra coherencia ideológica como marxistas-leninistas, convirtiendo a muchas de las organizaciones en vulgares materialistas estáticos, que le otorgan a la nación una posición preexistente a su base material, a lo que le sustenta y le da forma, el movimiento nacional.

Nuestro trabajo pretende arrojar un poco de luz sobre el actual estado en que se encuentra el debate sobre el problema de las nacionalidades en el Estado español desde una óptica revolucionaria y de clase, intransigente con todo aquello que pase por encima del internacionalismo proletario que a nuestro juicio debe ser la posición de los comunistas en torno a la cuestión nacional. Por estas razones hemos querido centrar nuestro ER nº 19 en la cuestión nacional.
Juventud Comunista de Zamora,

Enero de 2011.

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Revolución y Cuestión Nacional

Hay a quienes les rechina eso de ser anticapitalista antes que zamoranista o leonesista. Para este tipo de elementos el sistema capitalista no es en sí mismo un problema. No diremos que nos sorprende, pues para estas gentes las clases sociales y sus luchas no son más que una anécdota que rodea al verdadero motor de la historia: la lucha entre feudos y reinos que sobrepasan la historia de los distintos modos de producción que ha conocido la humanidad y que perduran por los siglos de los siglos.

Es del todo normal que ante los ojos de estos nostálgicos del medievo metidos en política el enemigo sea el "centralismo y el capitalismo castellanopucelano". Pues pudiera parecer que estos términos son equivocados sin más y que no tienen un trasfondo político, pero precisamente son este tipo de términos el sustento ideológico de los nacionalismos del Estado español, ya que hasta los nacionalistas españoles de todo pelaje tiran del capitalismo norteamericano para explicar los males de la patria, siempre que el argumento antiyanki sirva para eximir de culpabilidad clasista a la burguesía imperialista patria.

De la argumentación "anti-pucelana" se desprende que en el Reino de León o Región, o País, o Nación o como lo quieran llamar (quizás deberían ponerse de acuerdo las distintas fracciones del leonesismo antes de darnos órdenes lingüísticas al estilo de la RAE), no existiesen clases sociales. El opresor está fuera, en Valladolid, y es el conjunto del "pueblo leonés" el que sufre esta opresión nacional independientemente de su posición respecto de los medios de producción. Pues la opresión castellana lleva al patrón de Toro, al de Villablino y al de Guijuelo a una posición de subordinación respecto del capital foráneo que le impide alcanzar sus aspiraciones como clase nacional dentro del marco del Estado español, y más en concreto de la Comunidad Autónoma Castellana y Leonesa. Así la lucha política se reduce al marco nacional o regional, pero no como lucha interna entre proletarios y burgueses, sino principalmente como lucha común hacia fuera en cuanto a que todo el "pueblo leonés" representa una comunidad de intereses contrapuesta al "centralismo pucelano" que deben combatir por igual las clases proletarias y burguesas que unidas forman este pueblo al oeste de la península ibérica.

Con esta premisa ya tenemos la base ideológica del leonesismo y de todo nacionalismo: nuestra nación está siendo saqueada y las principales contradicciones a solucionar son nacionales y no clasistas por lo que la lucha principal debe ser León contra Castilla y no Trabajo contra Capital.

Espacio Rojo 19: Revolución y Cuestión nacional (1/5)

PRESENTAMOS ESTE NÚMERO DE ESPACIO ROJO EN EL CUAL SE TRATA LA PROBLEMÁTICA DE LA CUESTIÓN NACIONAL. COMO INTRODUCCIÓN PUBLICAMOS UNOS COMENTARIOS CRÍTICOS CONTRA NUESTRO COLECTIVO.

ER 19 en kaosenlared

Estos comentarios se pueden ver en este mismo blog
Oeste Purpura:

¿Osea que el yugo capitalista no se puede aceptar, pero el yugo pancastallano si?

Vamos a ver, un poco de seriedad. El artículo comienza hablando del campo castellano (que como cualquiera pensaría parece que hablamos de los campos de Ourense, Badajóz, Almeria, o Vitoria). Luego resulta que de lo que se habla es del campo "castellano-leonés". Osea que se ve que el título niega la realidad leonesa. Finalmente, el verdugo y el malo es el capitalismo atróz, pero que nada tiene que ver con el sangrante centralismo pucelano e impulsor de las ideas pancastellanistas.

La izquierda zamorana no tiene porque sentirse leonesa, es más ni incluso castellana. Pero de ahí a negar por un lado la evidencia de un hecho cultural e histórico y por otro lado, una aterradora realidad económica de pobreza y despoblamiento del ámbito rural de la región leonesa.

Tal vez sea errado nuestro comentario, pero tal vez es hora de plantarse frente a este capitalismo pucelano, creador de CyL y manipulador de la historia de los pueblos leonés y castellano, y decir:

BASTA YA DE MENTIRAS
NOSOTROS LUCHAMOS POR ZAMORA Y SU REGION, Y NO PARA VALLADOLID Y SU AUTONOSUYA

El barquero leonés:


Zamora no es Castilla. Habláis de yugos en tono peyorativo, y sois vosotros los primeros que se los poneis a vuestra tierra. Estáis en contra del capitalismo, y os aliais con el capitalismo feroz castellanopucelano, negando la realidad de la Región Leonesa. Antes de reivindicar nada, lo primero que hay que hacer es ser coherente. ¡¡¡Autonomía y libertad para la Región Leonesa!!!

Zurriellu:


Los Pancastellanistas son españolistas disfrazaos, van de "casteztales" pero luego defienden y transigen con las "razones de estado" para contrarrestar los "separatismos periféricos" que pusieron como excusa los franquistas del Búnquer, que llevaron a crear una Comunidad Autónoma sin identidad nacional...

El pancastellanismo chovinista que niega la identidad del Pueblo Leonés es cómplice y artífice del españolismo de la Izquierda Española,como el PCE...

Dijo Lenin:
“El error de la izquierda centralista reside en el hecho que por temor a hacer el juego al nacionalismo burgués de las naciones oprimidas ha beneficiado no solamente al nacionalismo burgués, sino también al nacionalismo ultrarreaccionario de la nación opresora”

-Pues bien, el pancastellanismo al negar la realidad leonesa le hace juego a la burguesía cerealista nacional-catolicista de Valladolid (esos que se expresaron y se expresan por medio de los papeles "El Norte de Castilla"), y al mismo tiempo al Nacionalismo Español de UPD, PP y demás morraya...

Otra cosa que dejan patente los castellanistas es su carencia de identidad, al incluir al País Leonés y otras naciones como Cantabria o Murcia en su Proyecto nacional; usando como argumento la pérdida de autonomía y la aculturación de estos territorios...

Castilla es España y lo demás tierra Castellanizada!!!

Hablan de España como estado opresor y cárcel de pueblos: y lo es. Pero...
¿No sería un Estado Opresor su Ancha Castilla que niega la identidad y el autogobierno a naciones vecina y hermanas?

"Un pueblo que oprime a otro pueblo, jamás será realmente Libre"

AXEBRA AUTODETERMÍN YA SOCIALISMU

Zurriellu:

Respecto a lo del uso del término "Castellano-leonés", a mi juicio un blog que se llama Espacio Rojo no debiera ser más reaccionario y más negacionista que el articulado estatutario; que defiende la birregionalidad desde el preámbulo, y destierra el término Castellanolenés por el de Castellano y Leonés.

En tal caso deberíais de hablar de Campo Castellano y de Campo Leonés... además que los usos y produccionés son bien distintos en cada región e incluso por cada comarca...La problemática es distinta entre los campos cerealistas, que en las devesas o en las brañas ganaderas o las chousas fructícolas...

El campo Castellano-leonés no existe!!