Línea Proletaria

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lunes, 21 de octubre de 2013

La clase obrera y las reformas educativas

El estado actual que atraviesa la Educación, se explica a través de una serie de lógicas concretas que dominan y determinan nuestra sociedad. Llevamos tiempo escuchando como una multitud de reformas educativas van a ser implantadas en nuestros colegios y universidades, con el fin de prestarnos una mejor “calidad de la enseñanza” y un conocimiento más “competitivo y progresivo”, que ayude a la “transformación del actual sistema productivo”. Ya estemos hablando de la “LOMCE” o de la “Estrategia Universidad 2015”, la estrategia de quienes gestionan el Estado burgués es clara, ante la crisis, hay que reestructurar el modo de producción capitalista, y dicha reestructuración se materializa en los denominados “recortes”. Así podemos ver como esta nueva reforma educativa integra unos cambios determinados para que el alumno, generalmente de ascendencia obrera, salga prematuramente al mercado de trabajo con una baja cualificación, lo que le asegura un futuro laboral aún más precario, que pueda encajar bien en las nuevas demandas del mercado.
Con este panorama, podríamos posicionarnos sin más en contra de la mercantilización de la enseñanza pública, o manifestar nuestra indignación por la privatización de dicha institución. Sin embargo los trabajadores conscientes tendemos a realizar nuestros análisis desde la raíz, y la educación no se libra. Para ello tenemos que retrotraernos y preguntarnos qué es lo que socialmente sostiene al sistema educativo.
La educación tiene la principal característica de tener un interés práctico, que es dotarnos de los conocimientos necesarios para desarrollar las labores y los trabajos. Por tanto podemos decir que educación y trabajo se encuentran íntimamente ligados, aunque parece que algunos acaban de descubrir “de repente” que el sistema educacional está mercantilizado. De este modo la educación que tenemos es, objetivamente, un producto de las relaciones capitalistas que rigen nuestra sociedad. De esto que el sistema educativo existente sea un derecho fundamental y universal”, que alcanza hasta el momento en que el hijo del obrero puede acceder al mercado de trabajo. 
La educación en España se basa en la “coalición”, entre colegios públicos y privados, una alianza política (en tanto que forma parte del pacto constitucional del que se dotó el capital). Aquí la apuesta de la derecha es clara, una enseñanza privada y religiosa, en centros privados vinculados a entramados políticos empresariales, tales como el Opus Dei. De donde los alumnos, solo los que puedan permitírselo (los hijos de la clase dominante), podrán terminar con unas buenas calificaciones a bases de grandes pagos y obtendrán buenas salidas hacia empresas asociadas. La educación pública, la podremos definir entonces como un “bien estatal”, que como hemos señalado, nos ofrece un nivel de instrucción para ganar competitividad en aras de un mejor futuro laboral. Aquí lo que viene denominándose izquierda observa el modelo idóneo para la educación de las masas. El Estado burgués, el cual ellos también gestionan, ha de estar con sus lógicas sobre nosotros desde la infancia. De modo que la educación es una inversión en capital variable, el alumnado como futuro proletariado, se dispone a revalorizarse.
La relación entre lo público y lo privado, en el marco capitalista, es una relación entre quien gestiona una parte de la economía y el beneficio que puedan obtener. La educación, al formar parte de esta economía, se reorganiza con las reformas para que una parte de la clase dominante obtenga un gran beneficio a expensas de su propio Estado. Siguiendo el mismo objetivo que la nacionalización de las pérdidas de la banca. Por ejemplo, podemos ver como en las universidades públicas, el consejo social está compuesto por los representantes de las grandes empresas estatales, que con la nueva regulación tendrán todo el poder tanto de gestión como de administración en estas instituciones, sacando todo el posible beneficio bajo sus mandatos. Cuando la economía y los capitalistas están mal, el Estado acude a socorrerlos, en aquellos sectores económicos en que el capital se sostiene “por sí mismo” el Estado actúa de forma complementaria (como en los centros educativos privados, que reciben cuantiosas subvenciones estatales). 
La clase capitalista, al ser la clase que detenta el poder tanto económico como político, es la que monopoliza el sentido de toda la actividad humana, sus lógicas empapan a todo el conjunto social y desde luego la educación que nos imponen actúa como correa de transmisión de su ideología, ese conjunto de lógicas que representan unos intereses de clase. La educación no puede existir en abstracto, alejado del modo de producción, como un ente libre y puro, mientras que el capitalismo exista, por tanto quienes gestionan la economía deben intentar  mantener y reproducir su orden ideológico y social. De este modo es como se transfiere toda esta realidad al sistema académico, y lo podemos apreciar desde la figura del examen (como método resultadista-mercantil para poder progresar en el sistema) hasta la del director del centro (la cual, dicho sea de paso, con la reforma de gobierno tendrá un carácter aún más reaccionario).
La respuesta social que está teniendo esta situación de miseria que afecta a la educación, se reduce a unos límites sindicalistas. Se suceden manifestaciones, concentraciones y huelgas que a lo sumo no luchan más que por intentar recuperar esa “educación pública y de calidad” que supuestamente nos pertenece a todos como ciudadanos. Actualmente tenemos el gran ejemplo de los compañeros, profesores y estudiantes, que iniciaron una huelga indefinida en Baleares. Si bien esta huelga es una lucha justa en tanto que intenta oponerse a las reformas que van a empeorar las condiciones de la clase obrera, también posee unos límites, ya que se reivindica que no empeore una situación, que de por sí nos mantienen atados al capital. Estas son las lindes que pueden tener las luchas si se actúan dentro del marco político sindical. Abogar, sin más, por la educación pública, significa defender los intereses de clase de quienes nos dominan, representados fielmente, sin engaños, en el arco de la democracia parlamentaria capitalista. Por ello, consignas como “Wert dimisión”, son nocivas para la clase obrera pues desvían la atención al poner todo el peso del conflicto en una única persona, negando que sea el conjunto del sistema capitalista el que sienta las condiciones para este nuevo ataque a la clase obrera, y por tanto permitiendo que los proletarios sigamos bajo el yugo de la burguesía.
Y este no es el único ejemplo. También hay quien se empeña en hacernos creer que existe un “instituto obrero”. Aquí tenemos que señalar que los revolucionarios estamos por el instituto obrero si lo concebimos como organismos que ha de construir el proletariado revolucionario en el proceso de reconstitución del movimiento comunista. Sin embargo el instituto al que se refieren estas consignas oportunistas, en las que entran desde anarquistas hasta revisionistas de todo tipo, no es más que aquella institución del Estado que está situado en los distritos y barrios obreros. A estos oportunistas también se les puede oír reclamar una “Educación popular”, como si pudiera darse una educación “para todos”. No puede existir un movimiento revolucionario, como algunos creen, que defienda lo público, ya porque en “buenas manos” sirva para el pueblo. Es decir, que mientras exista el Estado burgués, gestionado por cualquier parte de esa bóveda parlamentaria, se sienten en el ala derecha, en el ala izquierda o en el centro, el Estado seguirá siendo el instrumento que utiliza el capital para imponer sus intereses de clase.
Los comunistas enmarcamos al sistema educativo actual bajo las condiciones de la dictadura capitalista. Señalamos que aquella “educación popular” solo puede constituirse para servir a los explotados si estos instauran su régimen social, a través de la Dictadura del Proletariado, única y verdadera garantía de democracia para el pueblo. Si le damos a este tema una perspectiva histórica veremos que si un amplio sector de la población puede estar hoy día escolarizado, fue por el resultado, no de la benevolencia y piedad que haya podido tener la clase capitalista, si no que fue gracias al movimiento obrero revolucionario, que pudo permitir que la educación llegase a los pueblos y barrios olvidados, bien entrado el siglo XX. Unas pocas migajas que la clase dominante se vio forzada a lanzar ante la ofensiva revolucionaria de los trabajadores de todo el Mundo.
Actuar con los medios que nos permite el sindicalismo no es sino estar luchando por un conjunto de reformas que apuntalan el sistema económico en su conjunto. Y es esta línea política, que reproduce los intereses de la burguesía, la que le niega a la clase obrera su condición como clase revolucionaria, sometiéndola a una idealización perenne de sus paupérrimas condiciones de vida. Para hacer bascular cualquier parcela de la realidad del lado de la Revolución es necesaria la transformación del conjunto de la sociedad desde sus bases quedando obsoleta la formula reformista o la forma de ver la educación por sí sola como un sostén de una nueva sociedad, como nos sugieren muchos revisionistas.

Unir conscientemente educación y producción, y construir un sistema productivo antagónico al capital, donde no exista propiedad privada en los medios de producción siendo eliminada la división social, es la única manera en la que se permitirá tener la educación y el trabajo en manos del conjunto de la sociedad, donde se encuentren la labor educativa y el trabajo asociados sin que medie entre ellos la explotación del trabajo asalariado. Para ello necesitamos un movimiento que siente sus bases en la reconstitución de los medios políticos revolucionarios de lucha de la clase obrera, esto es, el movimiento comunista. Solo así haremos que el fin de la explotación pueda configurarse como un movimiento práctico, como actividad práctica humana que instaure unas bases sociales nuevas para hacer también una nueva educación. Alzar la hoz y el martillo, es alzar el futuro de la humanidad, que solo va a poder encontrar su liberación por este único camino, que pasa por la reconstitución del Partido Comunista.

Juventud Comunista de Almeria
Juventud Comunista de Zamora

Octubre 2013



miércoles, 25 de septiembre de 2013

Sobre la actual situación del Movimiento Comunista

La crisis en el Movimiento Comunista

                El movimiento comunista, tanto en nuestro Estado como a nivel internacional, se encuentra en una situación de derrota desde la caída del bloque soviético, esto es tan evidente ahora, como hace más de una década, a pesar de que el revisionismo de todo pelaje, asegura que en situaciones de crisis económica, el comunismo podrá ponerse una vez más a la ofensiva contra el capital.
            Este axioma revisionista, descansa sobre la creencia de que el movimiento revolucionario es resultado de una agudización de las luchas parciales de las masas, que en algún momento sufrirá un cambio cualitativo que genere una crisis política. Sin embargo la práctica social nos devuelve a la realidad, al observar que por muchas Huelgas Generales o luchas inmediatas de cualquier tipo que se den, el capitalismo sigue igual de consolidado como residual es nuestro movimiento.
            En este estado de confusión en el que se encuentra la vanguardia, la única meta visible para la mayoría de ésta, es el seguir yendo a rebufo del movimiento espontáneo, con la esperanza cuasi-mística de que las masas reaccionen e identifiquen a su salvador del infierno de la explotación y le sigan como los borregos siguen al pastor. No obstante las masas son bastante más capaces de defender sus intereses económicos de lo que a muchos les parece y desde luego para dicho objetivo inmediato no es necesario que, tal y como se pretende, los comunistas pasen a ser sindicalistas profesionales, en vez de revolucionarios profesionales, como algunos insistimos que debería ser, en base a la propia experiencia histórica.
Reconstituyamos el futuro

                En estos momentos es de vital importancia recordar uno de los pilares que nos legó el marxismo, aquello de que “sin teoría revolucionaria no puede haber tampoco movimiento revolucionario”. Y es que tras décadas de hegemonía revisionista, el marxismo del que somos depositarios no puede más que estar adulterado y alejado de aquella cosmología que un día sí estuvo puesta al día. La crisis de nuestro movimiento es fruto del fracaso de una época anterior. De esto se deduce la necesidad imperante de acometer un balance completo en el seno de la vanguardia en clave de Lucha de Dos Líneas sobre la experiencia acumulada que cargamos sobre las espaldas, pero que no somos capaces de comprender ni por lo tanto asimilar. Este balance debe de ser resuelto honestamente, sin apriorismos y de su desenlace dependerá la próxima oleada revolucionaria de la clase obrera.
 El analizar correctamente la experiencia histórica anterior, debe de servirnos para detectar los elementos que son de aplicación universal, así como comprender las fallas que permitieron desterrar nuestro movimiento a la situación paupérrima actual, solo de este modo podremos acometer un futuro emancipador con garantías reales de éxito. En definitiva, se trata de sintetizar la práctica social en teoría revolucionaria, lo cual es una necesidad práctica y no una cuestión libresca como muchos sindicalistas-comunistas insinúan.
            Esta propuesta de reconstitución de la teoría, no se trata de una completa novedad, salvo por sus dimensiones, que abarcan un largo recorrido histórico comenzando por la revolución de octubre y las premisas que lo hicieron posible, hasta llegar al final de dicho ciclo, con la caída del bloque social-imperialista soviético. Tiempo atrás Marx y Engels ya habían realizado balance crítico de la Comuna de París, lo cual sirvió para poner los cimientos del futuro estado socialista. Así mismo, Lenin supo sintetizar acertadamente la experiencia previa a la par que luchar contra las posiciones oportunistas, gracias a lo cual se desarrolló la teoría del Partido Comunista y se implementó en la práctica con la Revolución de Octubre. Del mismo modo sin la existencia de esto difícilmente conoceríamos la Guerra Popular desarrollada en China y que hasta hoy nos lega actividad en diversos puntos como la India.
            Esta es una enseñanza de vital importancia para el futuro revolucionario de nuestra clase, puesto que nos muestra cómo sólo a partir del decidido análisis de la experiencia práctica en clave de lucha ideológica contra el revisionismo, el marxismo puede volver a renacer como cosmovisión revolucionaria de nuevo tipo capaz de fusionarse, esta vez sí, con las masas, formando un Movimiento Revolucionario con capacidad emancipadora y garantía de éxito.

Juventud Comunista de Almería
Juventud Comunista de Zamora


Septiembre de 2013

viernes, 6 de septiembre de 2013

Crónica sobre el Taller de Estudios Marxistas de este verano

En el último taller de estudios marxistas que realizamos durante los días 24, 25 y 26 del pasado mes de julio hemos podido abordar más profundamente las cuestiones que gravitan en torno a la formación, organización y función del Partido Comunista. Para ello, seguimos la estela que habíamos marcado con la anterior lectura del “¿Qué hacer?” de V.I. Lenin, donde éste hacía un balance de la experiencia de la socialdemocracia rusa, dividiéndola en tres períodos y aportaba las bases para la constitución del partido bolchevique (del Partido Comunista de nuevo tipo), además de unas nociones fundamentales acerca de las labores de organización.

Ahora, con una mayor perspectiva y formación, podemos decir que ha sido fundamental su lectura, pues Lenin ya exponía las dos concepciones antagónicas del partido, de las cuales solo una es aceptada como válida por nuestra organización, entender el partido comunista como la fusión de las masas proletarias con su vanguardia revolucionaria y no como una organización de dirigentes (tradicional manera sesgada en que nuestro movimiento ha entendido el partido comunista).

Como comprendemos que actualmente el Partido Comunista en el sentido leninista no existe, nos zambullimos de lleno en la lectura de los siguientes textos:

-Tesis de reconstitución del partido comunista. Partido Comunista Revolucionario.
-Carta a un camarada sobre nuestras tareas de organización. V.I. Lenin.
-Un paso adelante, dos pasos atrás: artículo primero de los estatutos. V.I. Lenin.

Tras una lectura detallada y un estudio crítico por parte de cada camarada, nos dispusimos a debatir las cuestiones clave de cada uno de los textos, los cuales están íntimamente relacionados en cuanto al contenido, pues en todos ellos se abordan las tareas fundamentales que debe llevar a cabo la vanguardia revolucionaria, para constituirse como tal. Esto nos llevaría a lo que concluiríamos posteriormente; que la tarea histórica que actualmente nos corresponde a los comunistas, es principalmente la formación a través de la lucha de dos líneas para la reconstitución del Partido Comunista de nuevo tipo, con el fin de que este recupere su función de instrumento clave para iniciar la guerra revolucionaria contra la burguesía. Es decir, acabar con el tercer período. Período que se ajusta a la siguiente definición:

 “Lo que caracteriza a este período no es el desprecio olímpico de la práctica por algún admirador de “lo absoluto”, sino precisamente la unión de un practicismo mezquino con la más completa despreocupación por la teoría” ¿Qué hacer? V.I. Lenin.

Para facilitar el estudio común, seguimos un orden cronológico que nos permitió comprender que las tareas del ayer, son en esencia las que nos corresponden a día de hoy, y solo en esencia, pues si algo hemos sacado en claro de los textos ya citados, además de las cuestiones organizativas, es que es de suma importancia un estudio crítico de nuestra experiencia histórica y una formación a través de la crítica y la autocrítica por parte de la vanguardia. Elemento que entendemos cómo se explicita en la siguiente cita:

“Quienes comprenden la necesidad de dotar a la clase de su ideología revolucionaria, quienes se organizan para estudiarla y asumirla y, a la vez, pasan a aplicarla, en la medida que van conociéndola, entre las masas” Vanguardia y masas. Tesis de reconstitución del partido comunista. PCR

Sobre las cuestiones organizativas, se deduce que suelen estar en congruencia con la forma en que se entiende el partido, como así podemos observar en el “Artículo primero de los estatutos”, donde se aborda la cuestión sobre quien es miembro del partido:

“Toda pequeña discrepancia puede adquirir enorme importancia, si sirve de punto de partida para un viraje hacia ciertos conceptos equivocados. […] Porque es precisamente lo que ha servido de punto de viraje hacia las elucubraciones oportunistas y hacia la fraseología anarquista de la minoría. Un paso adelante, dos pasos atrás.” V.I. Lenin.
Como conclusión, exponer nuestro rechazo a repetir las viejas formas una y otra vez, pues esto solo obstaculiza el verdadero trabajo revolucionario; es decir, aprender de la experiencia de lo viejo, para superarlo con algo nuevo que permita un avance real del movimiento marxista revolucionario y por tanto, un paso adelante hacia la revolución proletaria mundial.

Por lo tanto, los comunistas que vivimos en esta época, debemos asumir como primera tarea política de la Revolución: la reconstitución del Partido Comunista.
“La vanguardia, entonces, se organiza para cumplir esas tareas políticas, de lo que se deduce que lo principal no es la organización, sino la política”. Tesis de reconstitución del partido comunista. (Vanguardia y masas). PCR

Juventud Comunista de Zamora

Septiembre 2013

lunes, 19 de agosto de 2013

(Charla-Audio) Los Soviets: La Revolución rusa y la Revolución alemana


A continuación presentamos la ponencia que realizamos en Burgos en marzo del año pasado, durante la Escuela Regional de la UJCE en Castilla y León. (Esta charla, en que analizamos la cuestión del Poder Soviético en la Revolución rusa así como la experiencia revolucionaria en la Alemania de 1918-1919, se realizó unos meses antes de que el Comité Central ratificase nuestra expulsión, junto a la JC de Almería, de la UJCE.)

La primera parte de la ponencia encuentra su base en el Espacio Rojo nº 22, publicado en Enero de 2012. Aquí resaltamos la importancia de los Soviets conectados con el partido bolchevique, elemento fundamental en la constitución de los Consejos de Obreros, Campesinos y Soldados como órganos del Estado de Nuevo Tipo. Se intenta sintetizar aquí, a través de Octubre, la importancia nuclear que tiene el elemento subjetivo a la hora de abordar la Revolución Proletaria y que deja necesariamente en un segundo plano al factor espontáneo, limitado por las propias condiciones materiales en que surge y que solo puede ser encauzado por el proletariado revolucionario si este ya se haya constituido políticamente, no como mero “destacamento de vanguardia” que arroja luz sobre este o aquel movimiento, sino como un complejo de organismos encadenados que son capaces de levantar la bandera del Comunismo, aplicando, con las masas, la dictadura del proletariado, único programa emancipador para las masas explotadas y que permite a éstas realizar una praxis revolucionaria.

En la segunda parte de la ponencia, dedicada a la cuestión alemana, nos encontramos con la charla-debate que, también en Enero del pasado año, realizamos en Zamora bajo el nombre "La Revolución Alemana. (1918-1919). Del Soviet de Baviera al Levantamiento Espartaquista". Contrastamos en este apartado la experiencia bolchevique con el valerosísimo atrevimiento del proletariado alemán, que tuvo que derramar la sangre de sus mejores hijos para mostrar a los trabajadores de todo el mundo a qué lado de la barricada se pondrán los oportunistas de todo pelaje en los momentos clave. Y es que es a través de la experiencia alemana donde la Revolución de Octubre muestra su universalidad: porque en Alemania si existía un fuerte destacamento de vanguardia (sobrenombrado como espartaquista), pero no había logrado unificarse con las masas hasta tal punto que hubiese podido desarrollar su Programa desde los Soviets que crearon éstas, que no alcanzaron el lugar de los rusos porque no pudieron ejecutar nunca su poder como antagónico al de las fuerzas del capital y limitaron su acción, mayoritariamente, a ser un instrumento al servicio de los sectores vacilantes de la socialdemocracia, representación de la aristocracia obrera, que posteriormente formarían parte de la base social de la República de Weimar.

El estudio y el análisis de la historia de la Revolución Proletaria Mundial han de servir a la juventud militante para extraer las conclusiones que ayuden a avanzar al Movimiento Comunista e impidan que se estanque en el futuro. Para que se enfrente la lucha de dos líneas, lucha entre contrarios (línea proletaria contra línea burguesa) en el terreno ideológico. No pueden servir solo, el estudio y la formación, como muletilla retórica, en forma de cita, que “justifique” el sindicalismo y el practicismo, dado que en multitud de ocasiones podemos encontrar referencias a Engels o Marx expuestas por la burguesía de la mano de sus altavoces, voluntarios o no, en el seno del movimiento comunista. Su labor consiste en descontextualizar, en enmarañar, de tal modo que la experiencia política del proletariado no les sirve, como así debe ser para todo revolucionario, para sintetizar esa experiencia en teoría revolucionaria que permita, al proletariado organizado, enfrentar la lucha de clases desde un punto más elevado. Para esta gente la historia de la lucha de clases es ese recurso propagandístico que les permitirá rapiñar unos cuantos votos a costa de la memoria colectiva de la clase obrera impidiendo además la creación de los verdaderos instrumentos estratégicos de la Revolución Socialista, cuyo núcleo será necesariamente el entrelazamiento de esa síntesis de la experiencia histórica con la masa proletaria.
El audio que presentamos incluye además un breve debate posterior a la ponencia.

Juventud Comunista de Zamora
2013

Audio de la charla:






(FRML) La práctica y el practicismo

A continuación reproducimos el texto de los camaradas del Frente Revolucionario Marxista Leninista, "La práctica y el practicismo", en el cual se expresa sucintamente la relación entre la práctica y la teoría desde el punto de vista del marxismo, cuestión fundamental en el momento actual a la hora de confrontar con el practicismo estrecho que profesa la mayoría del Movimiento Comunista, marcado por la derrota temporal, ideológica y política, en que sigue subsumida el proletariado revolucionario.
LA PRÁCTICA Y EL PRACTICISMO
En su obra “¿Qué hacer?”, Lenin comenta:
«Sin teoría revolucionaria tampoco puede haber movimiento revolucionario. Jamás se insistirá bastante sobre esta idea en unos momentos en que a la prédica de moda del oportunismo se une la afición a las formas más estrechas de la actividad práctica.Y para la socialdemocracia rusa, la importancia de la teoría es mayor aún, debido a tres circunstancias que se olvidan con frecuencia. En primer lugar, nuestro partido sólo empieza a organizarse, sólo comienza a formar su fisonomía y dista mucho de haber ajustado sus cuentas con las otras tendencias del pensamiento revolucionario que amenazan con desviar el movimiento del camino justo. Por el contrario, precisamente los últimos tiempos se han distinguido (como predijo hace ya mucho Axelrod a los “economistas”) por una reanimación de las tendencias revolucionarias no socialdemócratas. En estas condiciones, un error “sin importancia” a primera vista puede tener las más tristes consecuencias, y sólo gente miope puede considerar inoportunas o superfluas las discusiones fraccionales y la delimitación rigurosa de los matices. De la consolidación de tal o cual “matiz” puede depender el porvenir de la socialdemocracia rusa durante muchísimos años.»
(Las negritas son nuestras)
Merece la pena recordar estas palabras de Lenin en un tiempo en el que, al igual que entonces, "la prédica de moda del oportunismo se une la afición a las formas más estrechas de la actividad práctica". Vivimos una época de ascenso de la lucha espontánea de las masas, lucha que el revisionismo establecido no hace más que seguir con esperanzas de llegar a ser meramente algún día su vanguardia orgánica, práctica.

Nuestra casi machacona insistencia por la teoría revolucionaria no es un capricho “teoricista”, es una necesidad marcada por los principios de la teoría marxista del conocimiento, que el revisionismo olvida.

El criterio es la práctica.

Dice Marx en sus Tesis sobre Feuerbach:
«El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica, es un problema puramente escolástico.»
Y de esto algunos extraen: ¿Para qué estudiar la teoría si es “un problema práctico”? ¿para qué debatir cuestiones candentes de importancia cardinal para nuestra lucha si “no es un problema teórico”?… Así piensan gran parte de las luminarias revisionistas, así desprecian a Marx en nombre de Marx.

Esto sucede cuando el socialismo científico no se toma como la base para investigar un problema, sino como la forma para justificar (a base de citas tomadas aisladas de todo contexto y del conjunto del socialismo científico) una postura tomada como cierta a priori de toda investigación.

Marx no se confunde al decir que el criterio para determinar lo objetivo de determinado pensamiento es ponerlo en práctica, que la certeza de algo se demuestra en la realidad material y no en gruesos libros. Pero este no es el único aspecto de la teoría marxista del conocimiento, tomarlo como el único es caer en el empirismo y desarrollar con ello una praxis practicista.

En su litigio con los empiriocriticistas rusos, Lenin reflexionaba sobre el tema lo siguiente:
«El primer postulado de la teoría del conocimiento es, indudablemente, que las sensaciones son el único origen de nuestros conocimientos. Reconociendo este primer postulado, Mach embrolla el segundo postulado importante: el de la realidad objetiva, que es dada al hombre en sus sensaciones, o que es el origen de las sensaciones humanas. Partiendo de las sensaciones se puede ir por la línea del subjetivismo, que lleva al solipsismo (“los cuerpos son complejos o combinaciones de sensaciones”), y se puede ir por la línea del objetivismo, que lleva al materialismo (las sensaciones son imágenes de los cuerpos, del mundo exterior). Para el primer punto de vista — el del agnosticismo o, yendo un poco más lejos, el del idealismo subjetivo — no puede haber verdad objetiva. Para el segundo punto de vista, es decir, el del materialismo, es esencial el reconocimiento de la verdad objetiva. Esta vieja cuestión filosófica de lasdos tendencias o más bien de las dos conclusiones posibles que se desprenden de los postulados del empirismo y del sensualismo, no está resuelta, ni desechada, ni superada por Mach, sino que está embrollada por sus escamoteos con la palabra “elemento”, etc La negación de la verdad objetiva por Bogdánov es el resultado inevitable de todo el machismo y no una desviación de él.»
V. I. Lenin, Materialismo y empiriocriticismo (Las negritas son nuestras)
Es decir, que aún partiendo de la práctica (las sensaciones) se puede terminar en una interpretación subjetiva de ella, en el idealismo. Esto es lo que hace en gran medida el practicista, que rechaza la teoría en nombre de la práctica, las contrapone con más que sonadas expresiones, a saber, “yo te digo lo que hay en la calle”.

Lo histórico y social del conocimiento

¿Pero qué es lo que nos permite desarrollar cada vez una praxis más elevada? ¿Es acaso el reduccionismo practicista? Los practicistas consideran que la teoría es algo innecesario o cuanto menos algo para dejar en segundo plano. Ellos tienen la idea de que la práctica les dará todas las claves para hacer la Revolución. Por ello ven un crimen teoricista simplemente imaginar una actividad revolucionaria que no sea principalmente en la calle.

Se olvidan de que la actividad humana avanza de generación en generación precisamente por la concatenación con la actividad anterior. Que si hoy existen ordenadores es porque ayer se hicieron calculadoras, que si Octubre triunfó es porque fracasó La Comuna de Paris. ¿Y como se produce tal concatenación? ¡Estudiando la actividad pasada, señores!

Los practicistas no tienen problema alguno en aceptar que “la práctica es la base de la teoría” (¡cosa que es cierta!), pero luego se olvidan de que la teoría “a su vez, sirve a la práctica” (Mao Tse-tung, Sobre la práctica). Se olvidan de que la práctica de una época determinada debe realizarse sobre toda la práctica anterior, y esa práctica anterior es lo que se refleja en la teoría.

¿Cómo se pueden superar los errores sin estudiarse? ¿Cómo podemos hacer hoy la Revolución sin estudiar el fracaso pasado? Simplemente no se puede, creerlo es ignorar lo histórico del conocimiento, no entenderlo de manera dialéctica (como el desarrollo de la contradicción teoría-práctica) sino de manera metafísica, de forma aislada la práctica de hoy de la de ayer.

Pero además (y para colmo), los practicistas ignoran que el conocimiento en tanto que histórico también es social. Se permiten el lujo de hacer oídos sordos a todos los que (a diferencia de ellos) no despreciamos la teoría de forma tan descarada, ni hacemos de ella letra muerta ni un credo. Quizá, si en lugar de despreciar la labor de otros que “no están en la calle” la tomaran un poco más en consideración no tendríamos que repetir errores (incluso los ya superados hace 100 y 200 años).
Sí, efectivamente el éxito de la práctica es el criterio para determinar lo cierto de un pensamiento. Pero, ¿podemos afirmar el éxito absoluto de la praxis revolucionaria pasada? No. Por ello no queda otra que estudiar el pasado de forma crítica antes de poner en marcha la nueva praxis, justa con las lecciones de la experiencia pasada y a la altura del desarrollo actual de la sociedad capitalista y las ciencias.
El que no quiera comprender esta necesidad, no hará más que caer en una praxis incapaz y en el idealismo de la utilidad de esa praxis.


FRML 

miércoles, 17 de julio de 2013

Introducción a nuestro Taller de Estudios Marxistas

En los primeros años de la crisis capitalista, las organizaciones revisionistas y oportunistas pusieron en marcha sus mecanismos para la “acumulación de fuerzas”. Estas consistieron en reclamar a los sindicatos mayoritarios, los que mejor representan la integración en el régimen de un sector de la clase asalariada, que convocasen una huelga general para generar una especie de movilización sostenida y ascendente que a través de demandas inmediatas generasen el cambio “revolucionario”, generalmente republicano, en la sociedad.
Desde entonces se han convocado tres huelgas generales, a nivel estatal, sin que el revisionismo haya logrado dar un solo paso hacia adelante en esa acumulación. Entre éstas, además, estalló un enorme movimiento espontáneo de masas, preñado, como no podía ser de otro modo ante la ausencia de referente revolucionario, de prejuicios burgueses y demandas reformistas, en donde el revisionismo no hizo nada, salvo propagar sus esperanzas electoralistas entre quienes estaban hartos del parlamento y sus gestores; demostrando con ello quienes hegemonizan nuestro movimiento los enormes límites que encuentra su caricaturizada flexibilidad táctica.
Con todo este panorama social, apenas el oportunismo más apegado al régimen ha logrado recibir los apoyos electorales de las bases sociológicas de los socialistas (pequeña burguesía y aristocracia obrera), desgastados por ser quienes iniciaron el proceso de reconfiguración del marco político y social en el Estado español dentro del proyecto interimperialista europeo.
Pero ni el revisionismo ha avanzado dentro de esos organismos odiados por las masas y que no alcanzan más que a luchar para que la burguesía financiera les incluya en el nuevo reparto de la dictadura del capital (ahí están CCOO y UGT pidiendo que se cree riqueza); Ni el revisionismo ha generado el “partido” que uniese a los comunistas acabando en abortos, una vez más, los distintos procesos de unidad, que lejos de recuperar la concepción leninista del partido, ahondan aún más en lo que nos ha legado el revisionismo, la concepción de que el partido es un grupo que interviene para dirigir las demandas parciales de la clase; Ni el revisionismo ha alcanzado a dirigir ningún movimiento de masas a los que ahora incluso se refiere como formas de “poder popular”. 
En definitiva, los que reclaman que las tareas actuales de la revolución son las de conquistar a las grandes masas realizando para ello una práctica que se basa en la teoría de que es posible acumular fuerzas para la revolución desde los intereses inmediatos de las mismas, que son incapaces de comprender la relación dialéctica, contradictoria, entre vanguardia y masas y a su vez el contenido político concreto que determina en cada situación las tareas a resolver por parte de la vanguardia para unirse a esas masas; todos estos precursores teóricos de la práctica sindical, parlamentaria y de “unidad comunista” han mostrado que, a pesar de ser mayoritarios entre nuestras filas, son incapaces de construir nada. Se encuentran, por tanto, en bancarrota.
Sin duda, esta situación que atraviesa nuestro movimiento ha de espolearnos a los militantes comunistas, y en especial a la juventud, a volcarnos en el estudio crítico de nuestra experiencia histórica, en la formación a través del balance, la crítica y la autocrítica, puestas todas ellas en la perspectiva de construir esos instrumentos de la Revolución Socialista que el revisionismo, con su práctica, retarda y obstaculiza.
En este sentido, desde la JCZ entendemos que la discusión en el seno de la vanguardia ha progresado con respecto a los últimos años. Cada vez somos más los camaradas que señalamos que el Partido Comunista, entendido en el sentido leninista, no existe. Y no solo eso, sino que se empiezan a dibujar posiciones cada vez más claras en torno a cómo se constituye este instrumento clave para iniciar la guerra revolucionaria contra la burguesía que es el partido de nuevo tipo.
Por ello, en este contexto de avance de posiciones dentro del movimiento comunista, en los que cada vez más destacamentos y camaradas rompen con el revisionismo oficial y oficioso, hemos decidido incluir en nuestro Taller de Estudios Marxistas, junto a algunos textos fundamentales de V.I. Lenin que dan continuidad a nuestro anterior encuentro, la “Tesis de Reconstitución del Partido Comunista”, pues es un texto clave para abordar el debate sobre cómo reconstituir los organismos sociales que nos permitan construir la Revolución Socialista en el Estado español, como base de apoyo de la Revolución Socialista Mundial.

Juventud Comunista de Zamora
Julio 2013


martes, 2 de julio de 2013

Saludo de la JCA a la Conferencia de Unidad entre CJC y UJC-M


Saludos camaradas:

Queremos saludar desde la JC-Almería a la conferencia de unidad entre dos destacamentos, la UJC-M y la CJC. La cuestión de la unidad de los comunistas en torno al Marxismo-Leninismo, es una de las mayores preocupaciones para el Movimiento Comunista Español e Internacional, debido al fragmentado panorama que venimos sufriendo; esta amplia sopa de siglas, tiene como culpable a la desnaturalización e intoxicación que sufre el marxismo, desde su aparición,  siendo los culpables de ello en primera instancia los agentes de la burguesía en el Movimiento Obrero, que consiguieron  convertir a los Partidos Comunistas, en apenas una caricatura de la concepción que Lenin brillantemente expone en el ¿Qué Hacer?, una concepción basada en una suma de organizaciones de todo tipo, que finalmente supone la fusión del Socialismo Científico con el movimiento de masas. Sin embargo los factores externos actúan a través de los internos, por lo que debemos buscar en el propio Movimiento Comunista Internacional, en última instancia al culpable de la hegemonía del revisionismo en nuestra ideología; sería poco dialéctico pensar, por ejemplo que en un solo acto (el XX congreso del PCUS, por ejemplo) el revisionismo pasó de ser insignificante a mayoritario, en el partido que era punta de lanza de nuestra ideología. Sin duda, es completamente necesario, analizar sin apriorismos como sucedieron estos hechos, entre muchos otros, pues el marxismo del que somos depositarios en la actualidad, nos ha llegado, con estas y otras muchas cuestiones sin resolver, y no podrá existir un Partido Comunista con garantías de éxito sin depurar del marxismo  heredado, aquellos elementos tóxicos que lo contaminan.

Por otra parte, no se puede hablar de unidad comunista sin hablar de la reconstitución del Partido Comunista, tema que debe de ser el objetivo más prioritario para todo aquel que se autodenomine comunista y sea consecuente con ello. Cuestión, por  cierto que nosotros estamos debatiendo junto con otros camaradas, paralelamente al desarrollo de vuestra conferencia, debate del cual queremos sacar conclusiones públicas para compartirlas con todos vosotros y vosotras al igual que con el resto de destacamentos. Lo que si queremos adelantar, es que las condiciones difieren profundamente de las que existían en la segunda década del siglo XX, momento en el que se constituyen la mayor parte de los PCs, en ese momento el marxismo, ocupaba un lugar predominante, entre las masas, así mismo había una Internacional Comunista que actuaba de depositaria de la Ideología y servía de guía y patrocinador, para los jóvenes partidos, además de esto, había un movimiento obrero en auge, con unos objetivos más profundos que el actual, motivado por el calor de la Revolución de Octubre. En estas circunstancias concretas, podía bastar con la escisión del ala izquierda de los distintos partidos de la II Internacional, para que la contradicción dialéctica de la vanguardia con las masas se sintetizase en PC, sin superar buena parte del recodo que tuvieron que afrontar los bolcheviques para constituirse como Partido de Nuevo Tipo, recodo, que por nuestras circunstancias actuales, si debemos de sortear, tal y como nos muestra Lenin en las Principales Etapas en el Desarrollo Histórico del Bolchevismo de la Infantil enfermedad del izquierdismo:

“Años de preparación de la revolución (1903-1905). En el extranjero, la prensa de la emigración plantea teóricamente todas las cuestiones esenciales de la revolución. (…) mediante una lucha encarnizada de concepciones programáticas y tácticas, anuncian y preparan la futura lucha abierta de clases. (…) las clases se forjan un arma ideológico-política adecuada para los combates futuros.”

Por lo que en nuestra opinión, el trabajo teórico, supone hoy la labor prioritaria, para los comunistas, por lo que se deben de crear espacios de debate entre los diferentes destacamentos, para que se sistematice la Lucha de Dos Líneas, dicho elemento, no significa el intentar convencer  un destacamento a otro, si no el afrontar debates francos, que nos ayuden a visualizar para poder seguirla, la Línea Justa, en un momento en el que el marxismo y nuestro movimiento se encuentran en un serio estado de repliegue y no suponemos (aunque potencialmente sí) una seria amenaza al capitalismo, en torno al debate y la confrontación de ideas, es como podremos hallar el camino que nos pueda sacar unidos sobre las bases del marxismo-leninismo, del estado actual y nos conduzca a la construcción del Socialismo y el Comunismo.

Nosotros desde Almería observaremos atentamente vuestro recorrido, ante la perspectiva de que pueda confluir con el nuestro.

Recibid un abrazo revolucionario de:

JC-Almería

Agosto 2012