Línea Proletaria

Línea Proletaria
NUEVA WEB POR LA RECONSTITUCIÓN DEL COMUNISMO. ¡DESARROLLEMOS LA LÍNEA PROLETARIA! ¡VIVA LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA!

lunes, 19 de agosto de 2013

(Charla-Audio) Los Soviets: La Revolución rusa y la Revolución alemana


A continuación presentamos la ponencia que realizamos en Burgos en marzo del año pasado, durante la Escuela Regional de la UJCE en Castilla y León. (Esta charla, en que analizamos la cuestión del Poder Soviético en la Revolución rusa así como la experiencia revolucionaria en la Alemania de 1918-1919, se realizó unos meses antes de que el Comité Central ratificase nuestra expulsión, junto a la JC de Almería, de la UJCE.)

La primera parte de la ponencia encuentra su base en el Espacio Rojo nº 22, publicado en Enero de 2012. Aquí resaltamos la importancia de los Soviets conectados con el partido bolchevique, elemento fundamental en la constitución de los Consejos de Obreros, Campesinos y Soldados como órganos del Estado de Nuevo Tipo. Se intenta sintetizar aquí, a través de Octubre, la importancia nuclear que tiene el elemento subjetivo a la hora de abordar la Revolución Proletaria y que deja necesariamente en un segundo plano al factor espontáneo, limitado por las propias condiciones materiales en que surge y que solo puede ser encauzado por el proletariado revolucionario si este ya se haya constituido políticamente, no como mero “destacamento de vanguardia” que arroja luz sobre este o aquel movimiento, sino como un complejo de organismos encadenados que son capaces de levantar la bandera del Comunismo, aplicando, con las masas, la dictadura del proletariado, único programa emancipador para las masas explotadas y que permite a éstas realizar una praxis revolucionaria.

En la segunda parte de la ponencia, dedicada a la cuestión alemana, nos encontramos con la charla-debate que, también en Enero del pasado año, realizamos en Zamora bajo el nombre "La Revolución Alemana. (1918-1919). Del Soviet de Baviera al Levantamiento Espartaquista". Contrastamos en este apartado la experiencia bolchevique con el valerosísimo atrevimiento del proletariado alemán, que tuvo que derramar la sangre de sus mejores hijos para mostrar a los trabajadores de todo el mundo a qué lado de la barricada se pondrán los oportunistas de todo pelaje en los momentos clave. Y es que es a través de la experiencia alemana donde la Revolución de Octubre muestra su universalidad: porque en Alemania si existía un fuerte destacamento de vanguardia (sobrenombrado como espartaquista), pero no había logrado unificarse con las masas hasta tal punto que hubiese podido desarrollar su Programa desde los Soviets que crearon éstas, que no alcanzaron el lugar de los rusos porque no pudieron ejecutar nunca su poder como antagónico al de las fuerzas del capital y limitaron su acción, mayoritariamente, a ser un instrumento al servicio de los sectores vacilantes de la socialdemocracia, representación de la aristocracia obrera, que posteriormente formarían parte de la base social de la República de Weimar.

El estudio y el análisis de la historia de la Revolución Proletaria Mundial han de servir a la juventud militante para extraer las conclusiones que ayuden a avanzar al Movimiento Comunista e impidan que se estanque en el futuro. Para que se enfrente la lucha de dos líneas, lucha entre contrarios (línea proletaria contra línea burguesa) en el terreno ideológico. No pueden servir solo, el estudio y la formación, como muletilla retórica, en forma de cita, que “justifique” el sindicalismo y el practicismo, dado que en multitud de ocasiones podemos encontrar referencias a Engels o Marx expuestas por la burguesía de la mano de sus altavoces, voluntarios o no, en el seno del movimiento comunista. Su labor consiste en descontextualizar, en enmarañar, de tal modo que la experiencia política del proletariado no les sirve, como así debe ser para todo revolucionario, para sintetizar esa experiencia en teoría revolucionaria que permita, al proletariado organizado, enfrentar la lucha de clases desde un punto más elevado. Para esta gente la historia de la lucha de clases es ese recurso propagandístico que les permitirá rapiñar unos cuantos votos a costa de la memoria colectiva de la clase obrera impidiendo además la creación de los verdaderos instrumentos estratégicos de la Revolución Socialista, cuyo núcleo será necesariamente el entrelazamiento de esa síntesis de la experiencia histórica con la masa proletaria.
El audio que presentamos incluye además un breve debate posterior a la ponencia.

Juventud Comunista de Zamora
2013

Audio de la charla:






(FRML) La práctica y el practicismo

A continuación reproducimos el texto de los camaradas del Frente Revolucionario Marxista Leninista, "La práctica y el practicismo", en el cual se expresa sucintamente la relación entre la práctica y la teoría desde el punto de vista del marxismo, cuestión fundamental en el momento actual a la hora de confrontar con el practicismo estrecho que profesa la mayoría del Movimiento Comunista, marcado por la derrota temporal, ideológica y política, en que sigue subsumida el proletariado revolucionario.
LA PRÁCTICA Y EL PRACTICISMO
En su obra “¿Qué hacer?”, Lenin comenta:
«Sin teoría revolucionaria tampoco puede haber movimiento revolucionario. Jamás se insistirá bastante sobre esta idea en unos momentos en que a la prédica de moda del oportunismo se une la afición a las formas más estrechas de la actividad práctica.Y para la socialdemocracia rusa, la importancia de la teoría es mayor aún, debido a tres circunstancias que se olvidan con frecuencia. En primer lugar, nuestro partido sólo empieza a organizarse, sólo comienza a formar su fisonomía y dista mucho de haber ajustado sus cuentas con las otras tendencias del pensamiento revolucionario que amenazan con desviar el movimiento del camino justo. Por el contrario, precisamente los últimos tiempos se han distinguido (como predijo hace ya mucho Axelrod a los “economistas”) por una reanimación de las tendencias revolucionarias no socialdemócratas. En estas condiciones, un error “sin importancia” a primera vista puede tener las más tristes consecuencias, y sólo gente miope puede considerar inoportunas o superfluas las discusiones fraccionales y la delimitación rigurosa de los matices. De la consolidación de tal o cual “matiz” puede depender el porvenir de la socialdemocracia rusa durante muchísimos años.»
(Las negritas son nuestras)
Merece la pena recordar estas palabras de Lenin en un tiempo en el que, al igual que entonces, "la prédica de moda del oportunismo se une la afición a las formas más estrechas de la actividad práctica". Vivimos una época de ascenso de la lucha espontánea de las masas, lucha que el revisionismo establecido no hace más que seguir con esperanzas de llegar a ser meramente algún día su vanguardia orgánica, práctica.

Nuestra casi machacona insistencia por la teoría revolucionaria no es un capricho “teoricista”, es una necesidad marcada por los principios de la teoría marxista del conocimiento, que el revisionismo olvida.

El criterio es la práctica.

Dice Marx en sus Tesis sobre Feuerbach:
«El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica, es un problema puramente escolástico.»
Y de esto algunos extraen: ¿Para qué estudiar la teoría si es “un problema práctico”? ¿para qué debatir cuestiones candentes de importancia cardinal para nuestra lucha si “no es un problema teórico”?… Así piensan gran parte de las luminarias revisionistas, así desprecian a Marx en nombre de Marx.

Esto sucede cuando el socialismo científico no se toma como la base para investigar un problema, sino como la forma para justificar (a base de citas tomadas aisladas de todo contexto y del conjunto del socialismo científico) una postura tomada como cierta a priori de toda investigación.

Marx no se confunde al decir que el criterio para determinar lo objetivo de determinado pensamiento es ponerlo en práctica, que la certeza de algo se demuestra en la realidad material y no en gruesos libros. Pero este no es el único aspecto de la teoría marxista del conocimiento, tomarlo como el único es caer en el empirismo y desarrollar con ello una praxis practicista.

En su litigio con los empiriocriticistas rusos, Lenin reflexionaba sobre el tema lo siguiente:
«El primer postulado de la teoría del conocimiento es, indudablemente, que las sensaciones son el único origen de nuestros conocimientos. Reconociendo este primer postulado, Mach embrolla el segundo postulado importante: el de la realidad objetiva, que es dada al hombre en sus sensaciones, o que es el origen de las sensaciones humanas. Partiendo de las sensaciones se puede ir por la línea del subjetivismo, que lleva al solipsismo (“los cuerpos son complejos o combinaciones de sensaciones”), y se puede ir por la línea del objetivismo, que lleva al materialismo (las sensaciones son imágenes de los cuerpos, del mundo exterior). Para el primer punto de vista — el del agnosticismo o, yendo un poco más lejos, el del idealismo subjetivo — no puede haber verdad objetiva. Para el segundo punto de vista, es decir, el del materialismo, es esencial el reconocimiento de la verdad objetiva. Esta vieja cuestión filosófica de lasdos tendencias o más bien de las dos conclusiones posibles que se desprenden de los postulados del empirismo y del sensualismo, no está resuelta, ni desechada, ni superada por Mach, sino que está embrollada por sus escamoteos con la palabra “elemento”, etc La negación de la verdad objetiva por Bogdánov es el resultado inevitable de todo el machismo y no una desviación de él.»
V. I. Lenin, Materialismo y empiriocriticismo (Las negritas son nuestras)
Es decir, que aún partiendo de la práctica (las sensaciones) se puede terminar en una interpretación subjetiva de ella, en el idealismo. Esto es lo que hace en gran medida el practicista, que rechaza la teoría en nombre de la práctica, las contrapone con más que sonadas expresiones, a saber, “yo te digo lo que hay en la calle”.

Lo histórico y social del conocimiento

¿Pero qué es lo que nos permite desarrollar cada vez una praxis más elevada? ¿Es acaso el reduccionismo practicista? Los practicistas consideran que la teoría es algo innecesario o cuanto menos algo para dejar en segundo plano. Ellos tienen la idea de que la práctica les dará todas las claves para hacer la Revolución. Por ello ven un crimen teoricista simplemente imaginar una actividad revolucionaria que no sea principalmente en la calle.

Se olvidan de que la actividad humana avanza de generación en generación precisamente por la concatenación con la actividad anterior. Que si hoy existen ordenadores es porque ayer se hicieron calculadoras, que si Octubre triunfó es porque fracasó La Comuna de Paris. ¿Y como se produce tal concatenación? ¡Estudiando la actividad pasada, señores!

Los practicistas no tienen problema alguno en aceptar que “la práctica es la base de la teoría” (¡cosa que es cierta!), pero luego se olvidan de que la teoría “a su vez, sirve a la práctica” (Mao Tse-tung, Sobre la práctica). Se olvidan de que la práctica de una época determinada debe realizarse sobre toda la práctica anterior, y esa práctica anterior es lo que se refleja en la teoría.

¿Cómo se pueden superar los errores sin estudiarse? ¿Cómo podemos hacer hoy la Revolución sin estudiar el fracaso pasado? Simplemente no se puede, creerlo es ignorar lo histórico del conocimiento, no entenderlo de manera dialéctica (como el desarrollo de la contradicción teoría-práctica) sino de manera metafísica, de forma aislada la práctica de hoy de la de ayer.

Pero además (y para colmo), los practicistas ignoran que el conocimiento en tanto que histórico también es social. Se permiten el lujo de hacer oídos sordos a todos los que (a diferencia de ellos) no despreciamos la teoría de forma tan descarada, ni hacemos de ella letra muerta ni un credo. Quizá, si en lugar de despreciar la labor de otros que “no están en la calle” la tomaran un poco más en consideración no tendríamos que repetir errores (incluso los ya superados hace 100 y 200 años).
Sí, efectivamente el éxito de la práctica es el criterio para determinar lo cierto de un pensamiento. Pero, ¿podemos afirmar el éxito absoluto de la praxis revolucionaria pasada? No. Por ello no queda otra que estudiar el pasado de forma crítica antes de poner en marcha la nueva praxis, justa con las lecciones de la experiencia pasada y a la altura del desarrollo actual de la sociedad capitalista y las ciencias.
El que no quiera comprender esta necesidad, no hará más que caer en una praxis incapaz y en el idealismo de la utilidad de esa praxis.


FRML